Símbolos

El C.P. Gijón Solimar comenzó su andadura en competición oficial con un equipo de categoría Benjamín en la temporada 98/99 y, casi por azar, su primera equipación, patrocinada por la empresa Cocinas Asturianas,  fue de color amarillo para la camiseta y negro para el pantalón. Las medias eran a rayas horizontales negras y amarillas. Lo que sirvió a los equipos rivales para que nos llamaran, por aquella época, la “abeja Maya”.

Posteriormente se estrenó una nueva equipación, en esta ocasión el color elegido fue el azul, sin ninguna razón que lo justificara más allá de que quien se encargó de la compra se conformaría con el primer color que le pusieron encima del mostrador. Este color, tan usual en Oviedo, generó cantidad de molestias a los equipos por la coincidencia de los colores con los de algunos conjuntos de la capital, razón por la que cuando hubo ocasión de comprar nuevos atuendos se buscó algo más vinculado a nuestra ciudad y se pensó en unas camisetas en las que predominara el rojo y así fue como el por entonces BIESCA comenzó a vestir con los colores rojinegros que, a partir de entonces, tuvieron continuidad en la ropa con la que los diferentes equipos saltaban a la pista.

Por lo que se refiere a los escudos, el primero de ellos que solamente tendría su plasmación en el sello con el que se autentificaban los documentos del Club, diseño de Óscar, un antiguo componente del C.P. La Algodonera, consistía en una combinación tal de las letras C P G S (Club Patín Gijón Solimar) que semejaban un jugador de hockey. Posteriormente, José María Sierra diseñó un escudo en el que los elementos característicos del hockey sobre patines se combinaban con el sol y el mar al que hace referencia el nombre del Club. Este diseño solamente aparecería en unos banderines que se hicieron en los primeros años de este siglo.

Finalmente, la base del escudo actual se debe a la iniciativa de Javier Villamil que en una asamblea del Club presentó diversos diseños en los que se jugaba con el stick y el Elogio del Horizonte, la obra de Eduardo Chillida que preside la Atalaya de la ciudad (el Cerro de Santa Catalina). Tras una votación entre los asistentes se eligió el que con el paso de los años se fue afianzando y con las pequeñas variaciones de incluir el nombre de los diferentes patrocinadores que apoyaron al Club o la inclusión de las estrellas que conmemoran las Copas de Europa conquistadas, se mantiene hasta la actualidad.